Poemas publicados en Nº 1

QUIJOTE DE PAPEL

Armadura de papel
para quebrar palabras
partirlas en silencios
rasgarles confidencias
batallar contra ellas
silábicas
esdrújulas
tan agudas
y punzantes palabras.
sostienen teoremas
enarbolan sentencias
y engañan
o ultrajan
mi armadura de papel.

Marián Muíños (Copyright)

SELECCIÓN DE HAIKUS

En un recodo
las aguas del arroyo
buscan descanso

Mínima gota
te deslizas por la hoja
con el Sol a cuestas.

No tienes jaula
Pajarita de papel
¡Cómo planeas!

Con hilo y aguja
costuras del tiempo
se zurce el dolor.
© EDUARDO EDSEL WHEELER
Su libro “Haiku Ex nihilo”

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Fragmento del libro
EL VÉRTICE DE LAS COSAS
(obra dramático poética)

Mira el arroyo esmeralda,
los cerros aterciopelados,
el infinito de los eternos espacios,
míralos, allí están.

¿Dónde?, no los veo.
Siento una preciosa armonía que me traspasa, soy parte de ella.
Pero a tu Dios, mujer, no lo veo.

¿No será tu imaginación?
Sólo estamos, con un destino cierto.
No hay otra verdad desde que nacemos.

¿Quién eres?

El más bello de los mortales, por el momento.
Tu Dios está ausente, tu Dios no Es ni quiere serlo.
Dios es una necesidad para ti,
no para mí.
Nunca murió, nunca nació en realidad.
Está por tu necesidad ante un cosmos imponente.

¿De dónde vienes?

De más allá de las estrellas,
más allá.
© MARTA PIMENTEL ÁLVAREZ

VARIACIONES

Presiente el valor,
Describe el lirio y salta lejos,
Lleva la osadía como una bengala
Para este momento de hallar en lo oscuro.
Como quien no quiere
Decidido cruza fronterizo
El innombrable vergel de las palabras.
Retorna sobrio y encendido,
Como quien se amamanta con relente,
Como lustrando luciérnagas con la boca.

© RICARDO MALDONADO
(de su libro "Solar Sostenido")

EL SUEÑO DE TAGORE

No podemos aceptar que el amor
pueda alguna vez ser derrotado.

Desde el cerco de tu sueño,
todavía no debes renunciar
aunque se oponga el otoño.
Si el óxido enmohece la esperanza
y la raíz que puja,
es más fuerte la luz
que el témpano de hielo del exterminio.
Si una mano invisible
tentara con la suerte
de las fetales estrellas
que por la hierba reptan desde abril,
nos queda remontar todos los ríos.
Cuando más adelante
tu silencio madrugue
y se anticipe a mi beso,
habrá una Primavera.
desde la misma tierra bastaría una flor
sometida a la página
de un libro de Bukowsky
para reconocer
la caricia más íntima del agua.
Los secretos lascivos
que también contribuyen al amor.
Sin ti no tengo nada.
Ni siquiera ese pétalo que duerme.
No podré alcanzar los cursos
más altos si te rindes
y mi rabo de nube
se romperá en tu esquela.
Sin ti no tengo nada.
quimeras abolidas,
razones de jardines en clausura,
mogollones de Kleenex.
¿Qué voy a hacer ahora,
si el óxido enmohece la esperanza?
Es más fuerte la luz.
Más constante el querer
que el odio emancipado.
Se reduce a papel la primavera,
pero llega el poema que me ayuda
a derretir la cera de cuartilla.
No, sin ti no tengo nada.
Pero no dejaré
que te anegue la niebla.
Recurriré al “BIZARRO” de Lisboa,
y al fado de Coimbra
que canta con la piedra bajo el musgo.
Recogeré las conchas de Carril
para reconstruir tu pecho herido,
el que quiere rendirse
de cada risa tuya,
de cada beso tuyo,
y de cada más allá
que te compete.
Quiero decirte que estoy,
y que no me perdí.
Con toda mi resistencia
me devuelvo a tu amor,
al último reducto
sin mentiras extrañas,
en donde no molesto cuando escribo,
que no ha de ser posible tu derrota.

© CARMEN CASTEJÓN


APOSTADA EN LA NOCHE

Apostada la noche
entre los suburbios del sueño
entran y salen grisallas.
En un tiempo sin horas
dialogan las brujas con dioses.
Por un laberinto de manglares
se desovilla la voz.
siluetas impostoras interpretan
en paisajes que no hubo.
Y la tangente del alba
te descubre
buscando entre los dedos
polvo de mariposas.

© MARÍA LUZ ANTA


“Y EN MI TECHO DE LÁPICES SE EXTIENDAN
-CON EL FULGOR DEL RAYO- LAS CEREZAS”

Hallo en mi cuerpo el beso y el gemido.
Soy la mano ascendiendo hacia
el olvido.
Tú encarcelas al tiempo entre
los goznes
de la puerta cerrada con el roble

Ame el cisne su cuello.
Yo mi risa.

Te permito palabras que
pervivan,
o aniden en sus márgenes
el agua
y suden soledad sin anunciarla.
Un instante es el dios del infinito.
Y en mi cuerpo habla el beso. Y el gemido.
©ADELA MARTÍNEZ

QUIERO DORMIR
¿Dónde quieres dormir?
En el abrazo...
En las sonrisas,
con bocas de silencios
y pasiones de humo joven.
En tu cama, noche tras noche:
sueños inocentes o fuegos fatuos.
En los ojos,
Ojos de otoño, de primavera,
Frente a frente,
anticipándose al verano.
En mis manos frías
-expertas en caricias
cuando se encuentra con las tuyas-
En mi cama,
con laberintos de jadeos,
noche de estrellas
y párpados que tiemblan.
MARIAN TOMÉ

LA BOCA DEL INFIERNO

La boca del infierno se abre ante mis ojos:
inmensos farallones de roca negra
contra los que se estrellan gigantescas olas
cabalgadas por sirenas, tritones, ninfas
y el mismo Neptuno,
cuyas salvajes carcajadas atruenan
la enormidad del espacio
desafiando mi miedo atroz.
Roca, ola, espuma, miedo,
sabor a sal en los labios,
finísima lluvia-niebla salitrosa
que parece venir de todas partes
-y de ninguna-
inunda todo lo que veo, oigo y siento,
mi piel, mi sangre, mis huesos,
mi cuerpo, mis recuerdos, mi mente,
mi alma, todo lo que he sido, soy y seré
muere y se disuelve en las salvajes olas
que lamen mis pies intentando engullirme
en su estruendo ensordecedor,
en los orgullosos acantilados que,
era a era, van cediendo
humillados por la furia del océano,
en la blanca espuma que vuela hasta el cielo,
en la finísima niebla-lluvia omnipresente...
en la boca del infierno.

XACS ©